Daniel Torres | Ohio University | 04-01-2012 - 7:54 pm.
El silencio poético de Magali Alabau por casi dos décadas es compensado con los poemas de Dos mujeres.
Magali Alabau. (BAQUIANA.NET)
Dos mujeres de la poeta cubana Magali Alabau es un poemario completo. El uso de un lenguaje antipoético contemporáneo en la mejor tradición de Nicanor Parra, Olga Orozco, Dulce María Loynaz o José Emilio Pacheco, el manejo de un verso ágil y limpio, así como la pulida expresión de una hablante lírica que sabe lo que quiere, hacen de este libro uno de los mejores que se ha publicado este año.
El epígrafe de la poeta rusa Ana Ajmátova (1889-1966), traducido por Lourdes Gil, sienta la pauta para el tono de Dos mujeres como un nuevo empezar:
Oirás el trueno y te acordarás de mí.
Pensarás: ella quería tormentas.
Los bordes del cielo serán de un intenso color rojo
y tu corazón, como entonces, arderá en llamas.
En sus tres partes, a saber: "I. Al espejo vuelves, II. La más heroica de las amazonas, y III. Adioses diferentes", asistimos a la evolución de una hablante lírica que nos cuenta las peripecias de dos mujeres que oyen ese trueno que anuncia tormentas para que el corazón les arda en llamas: "Tu amor de esfinge, exaltación y seguro de vida/ me conduce a un pequeño infierno de piso cuadrado…".
La lucha de dos sensibilidades por ser una, la tregua de dos perspectivas que se acercan una a la otra para hacerse una misma, pese a todo, esto es Dos mujeres de Magali Alabau. Las dos mujeres son múltiples y cambiantes, la hablante lírica se transforma frente al espejo y usando el pronombre "tú" le habla a la otra mujer, que en realidad son muchas y se van presentando como una galería de imágenes, entre esas dos mujeres del título, con una portada donde aparece la pintura de Sylvia Baldeón, Die Masken (Dos máscaras). Esta imagen gráfica refuerza la idea de las hablantes múltiples enmascaradas que pueblan todo el poemario.
Magali Alabau nos ha entregado libros como Electra, Clitemnestra (1986), La extremaunción diaria (1986), Hermana (1989), Hermana/Sister (1992), Hemos llegado a Ilión (1992) y Liebe (1993). Su silencio poético de casi dos décadas es compensado por poemas redondos como los de Dos mujeres, pues, en sus versos tenemos resumida toda su carrera como poeta, y podemos apreciar el dominio de un lenguaje que se ha trabajado, sea en el papel o en la imaginación, por todo este tiempo. Rumiar poemas como estos, tan bien conseguidos, es el arte de las grandes voces de nuestra lírica hispánica.
Lo importante de Dos mujeres es la fragmentación de una mujer en dos. El poemario comienza: "Las dos mujeres son la misma/ pérfida cara de su exigente/ yo envalentonada…". Recuerda el cuadro Las dos Fridas de Frida Kahlo, donde hay dos mujeres idénticas tomadas de la mano, sentadas en sendas sillas, pero ambas son dos versiones de sí mismas conectadas por dos corazones que en realidad son uno solo. Así se sugiere casi en el siguiente verso: "creciendo la pechuga en ese pecho/ donde sale la otra, la huérfana que cae/ entre las piedras que dejan cruzar hacia el peligro".
Esa otra que es ella misma, es a la vez su monstruo, al que le va a dar de comer y es "alto, salvaje, con pelos desollados de bacteria,/ máscara de hojas pegadas en la cara". Se trata de una palabra dual de mujer, un desdoblamiento filosófico del ser una y la otra. "Mi otra conspira", nos dice más adelante en la primera parte ("I. Al espejo vuelves"), para dar paso a una guerrera en la segunda parte ("II. La más heroica de las amazonas"): "se bautizó con su nombre de batalla:/ la más heroica de las amazonas, la grandiosa heroína". Y en la tercera parte (III. "Adioses diferentes") se habla de un renacer:
Devuélveme la vida.
Hazme nacer unos brazos
que destilen permanencia,
quítame la cubierta
que me encontré en el bosque.
Y al final mismo del poemario se abre esta ansia de renovación, de un viaje a la semilla
como una total liberación:
Al verde te esfumas,
te recoge la menta
en sus brazos aletas,
pasajera inútil
devuelta a sus orígenes,
qué hago sosteniéndote
si no me perteneces.
¿Para qué asirse a esa otra si no hay un sentido de pertenencia propio? ¿De qué sirve sostenerla si le es ajena? La palabra dual de mujer se libera así y deja que fluya un discurso poético sin ataduras de ninguna especie. Como ha dicho un poco antes la hablante lírica: "yo vivo de traiciones/ que no me han vuelto amarga,/ dilucidan mi estancia/ en este pedazo/ en que pienso futuro".
--------------------------------------------------------------------------------
Magali Alabau, Dos mujeres (Betania y Centro Cultural Cubano de Nueva York, Madrid, 2011).
No comments:
Post a Comment