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Thursday, September 1, 2011

Testimonio de presencia / Final


El limitado campo visual característico de la foto-carnet se me antoja; tanto por su símbolo 'guillotinesco' o de 'agua al cuello'; muy propicio para ilustrar mis veinte años de existencia bajo los caprichos de nuestro Robespierre isleño.
Desde 1959 muchas cabezas rodaron y siguen rodando, o naufragaron y siguen naufragando. En la foto que encabeza, esta mi última nota, quise imitar un retrato del famoso pintor vanguardista ruso, Yves Tanguy; la cual a su vez encabezaba las paginas del coffee table book sobre su arte; obsequio-despedida de Rapy Diego (hijo de famoso escritor) al abandonar en 1969 sus estudios de artes plásticas en la ENA.
Con el tiempo entendí que mi afán por lo artístico, sumado a mis estudios de arte y el consiguiente empeño por llevarlo hasta lo profesional dieron lugar a una inevitable zambullida con los famosos y poderosos; en mayor o menor escala de empape; para bien o para mal.
Desde mi ingreso a la ENA tuve la suerte de ser alumno de la famosa Antonia Eiriz, una giganta indiscutible del arte moderno cubano. Única voz que se alzó en mi defensa contra la dirección de la escuela y el conjunto de jóvenes comunistas que perpetraron mi definitiva separación del militarizado centro educacional. Ya en la calle (expuesto a ser sancionado por la “Ley contra la vagancia” y otras once mil más, incluyendo la de 'ser peligroso al normal desarrollo de la niñez y la juventud revolucionaria', mi querida Antonia tramitó una tutoría-emergencia con otro grande del arte cubano, Servando Cabrera Moreno. Durante la Expo Salón 70, de la UNEAC, en el Museo de Bellas Artes de La Habana conozco al joven Ernesto Briel, famoso vanguardista del OP-Art en Cuba, y mi inseparable amigo desde entonces.
En 1975 Briel recomienda mis dibujos a esa insólita 'autonomía' que siempre fue Samuel Feijóo.
Simultáneamente, mi cercanía a los poderosos, durante mi trabajo para Los Medios Audiovisuales; consistía en haber sido compañero de trabajo del hermano del Reverendo Espinoza; responsable de tramitar las visitas de la comunidad cubana en el exilio a Cuba. O trabajar con una tía de Francia Mestre, elegido al Comité Central del Partido en 1975; fiesta de orgullo-negro incluida, por ejemplo.
Mi verdadera interrelación con el poder (para mal), comienza en 1976…


...Vendía mis “Bandoleras” tejidas en la Plaza de la Catedral a Ana Rosa Almendros, intermediaria del Consejo Nacional de Cultura. Era hija de Herminio Almendros; famoso por sus cuentos, anexados a la asignatura Lenguaje en la primaria de mi época; y hermana también, del famosísimo cineasta Néstor Almendros.

(Cuchareta necesaria); un par de meses después de mi escapada por el Mariel, la actividad mercantil en dicha plaza, fue declarada ilegal, casi todos mis compañeros artesanos terminaron en la cárcel, bajo la “Operación adoquín”.

Cuatro años antes de necesaria cuchareta; ingresaba yo a mi flamante posición de diseñador y prototipista para el Centro de Investigación y Diseño, con una magnifica mesa de dibujante junto al ventanal del mezanine en la Manzana de Gómez, con vista al edificio Bacardí, y a una cuadra de mi casa.
Este nuevo invento, del Ministerio de Comercio Interior, sonaba muy bonito e ideal para la repartición de cargos administrativos dentro del más rancio y acostumbrado nepotismo; el de muy arriba.
Esto sonaba mejor que “Catey” de la Cuba Artesanía de Celia Sánchez-prácticamente La Cage Aux Folles. Esto iba a ser mucho mejor y 'distinto'.
En breve; la jefa principal de todo aquello terminó siendo hija adoptiva de Vilma y Raúl (no) de Mirta y Raúl. Llamaba tíos a Fidel y a Ramón. Ella era uruguaya, de padres guerrilleros, fallecidos en batalla. Y yo de desmayo en desmayo metido en ese rollo... estuve un mes de esos años trabajando el la finca microclimática del tío Ramón. Idea descabellada de la uruguaya. Después de pedirme el diseño de un logo para los cascos de una brigada de construcción en la finca del tiíto, y al serle imposible 'resolver' las pegatinas, me manda a transferirlo uno-por-uno a brocha seca y plantilla en el exacto lugar del crimen. Criminal fue ver y comer tanta fruta prohibida, con placentera indolencia, de mi parte. Confieso.
En el mismo año 1976 son publicados mis dibujos en la revista Signos de Samuel Feijóo. Gracias a él, también puede reanudar mis estudios de arte con los cursos nocturnos de la Escuela Nacional de Diseño. También  hice mi primera Expo personal en el Teatro Nacional de Guiñol.
En 1977 fui premiado por el Museo de Artes Decorativas, por el conjunto de mis tapices artísticos. Fui entrevistado por Mirella la Torre ese mismo año, en su programa televisivo, Conversando.
A principios de 1979, fuimos asesorados en mi trabajo por especialistas búlgaros. Para finales del 79, tenía una beca de un año a Bulgaria (con su provocativa frontera a Grecia) para salir volando a finales del insospechado y cercano mes de mayo de 1980.

Uno de los dibujos de mi premio anulado.

Pero, Cepero, pero…al imaginar la inevitable investigación, por lo de la beca y mi oscuro pasado, ya me veía atrapado en el tejido de mi propia telaraña. Como para tirarme al río Cuya-agua-teje. Pero apelando a una especie de juego existencialista terminé restándole importancia inmediata. Me enfrasqué en unos meditados dibujos a ser presentados al concurso Onelio Jorge Cardoso. Los envíe con dirección de mi centro de trabajo, que sonaba tan importante y de seguro mataría dudas peligrosas en cuanto a la 'moral' del arista, 'ardid-despista-comuñangas'.
El telegrama, anunciando mi primer lugar, llegó en mi ausencia en uno de esos viajes a provincia con 'mis búlgaros' y su intérprete. Y terminó en manos de la uruguaya. Aquí ya empieza a enredarse la 'pita', sin 'Aurora'. Pero con Rocío; otra hija adoptiva de la pareja dinastica. Ella era artesana y cubana, vendía en la Plaza de la Catedral, odiaba a su familia postiza, y visitaba de vez en cuando a molestar a la uruguaya, que en cuanto la veía se hacia la sueca y desaparecía. Ella fue testigo de la infamia.
En esos meses mi jefa tenía un novio; tempranamente fallecido (dicen que hay miradas que tumban mangos), cabecilla y 'paladín' del grupo de la UJC, responsables de mi expulsión de la ENA en 1970. Ellos anularon mi premio.
De aguas-mansas por naturaleza deduje que mientras lo búlgaros estuvieran en Cuba, tenia tregua, y me hice el sueco.
Todo el mundo sabe en Cuba, el numerito de los arrestos de 'incautos', a punto de coger vuelos de aviones liberadores.
No salí a Bulgaria por avión a finales de mayo porque debido a 'mis altas calificaciones como escoria', a mediados del mismo mes, en el puerto de Mariel, fui premiado con el más inimaginable y preciado regalo…un bote pa’ la Yuma. (Fin)

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