Diario de Cuba
Cepp Selgas / Cover / El eunuco de mármol
Un viaje de trabajo a Barcelona me puso en la pista y motivaciones de este relato cuyas bases están en la pintura de dos artistas singulares: el belga Paul Delvaux y el polaco-francés Baltasar Klossowski de Rola, Balthus, que tenía un hermano filósofo, Pierre Klossowski, ambos niños terribles que en su más turbia preadolescencia sirvieron de inspiración a un pasmado Jean Cocteau. Pierre adoraba al Marqués de Sade y sus escritos referenciales me llevaron a un terreno tan ritual y propicio como especulativo donde encajar los personajes del cuento. También la rebusca en el catálogo de crónicas colombinas y de misioneros me aportó los testimonios sobre las prácticas de sacrificios humanos y canibalismo en Sudamérica, aunque las evidencias arqueológicas no han llegado hasta tiempos recientes confirmando que los escribientes del siglo XVI no mentían. He usado del mundo inca el sacrificio mochica donde una de las sacerdotisas oficiantes desangra a la víctima, un joven físicamente escogido por su perfección, para ser ofrecido como líquido substancial (su sangre) a los dioses. La capacocha, muerte del niño en la cumbre de Cuzco, cerca del banquete del emperador, también me aportó elementos. El cuento está dedicado a Vito Montaruli y Sinan Nergis, que me han devuelto la pasión por Turquía y el mítico sarcófago de Alejandro que se custodia en el Museo Arqueológico de Estambul.
R.S.
Marcos Guardiola Martín / Inside illustration / El eunuco de mármol
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