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Friday, August 27, 2010

La memoria del grafito

Ejercicio mío de una clase de dibujo, conservado por mi madre, Cuba 60s.

Siempre tuve la impresión de que mi madre estaba, en esta vida, como de visita.
El cariño no se anuncia; se manifiesta, decía.
Hija de un Capitán de la Guerra de la Independencia cubana; mi abuelo Rafael Cepero.
La queja debilita, decía.
En mi mente ella se ha eternizado, cual malabarista en conceptos mayores, siempre triunfante sobre la cuerda floja de esas vidas, re-visitadas.
Yo, tengo un cumpleaños demasiado alardoso y el "exceso de felicitaciones" ha entumecido el supuesto beneplácito en el recordatorio. Mal agradecido, lo se.
Intencionalmente olvido los cumpleaños de otros. De seguro (no) el de Blanca Rosa Cepero.
Mi madre sabía poner las cosas donde iban; los muebles estaban donde su intuitivo sentido de la composición le indicaba. Ella fue una artista Naive. Hacía elaborados dibujos a lápiz sobre papel-de-ocasión y de efímero destino, papeles colmados de palmas, sirenas, mambises, mujeres hermosas y animales diversos.
A través del grafito sobre papel tuvimos nuestra especial comunicación, más allá de los lazos del amor familiar. Ella siempre apreció mis progresos artísticos, producto del rigor académico en los ejercicios de mis clases de dibujo formal, y yo con mi conocimiento adquirido en apreciación del arte visual, aprendí a valorar su arte espontáneo, mucho más.

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