Cepp Selgas / Cancer / tinta sobre papel / 10X7in. / 1975 / Revista Signos,1976.
Una de las maneras que existe para explicar el concepto del Infinito, es através de lo que parecería; un supremo acto de vanidad.: “Espejo frente a espejo”. Estas líneas me hacen recordar a Miguel Sánchez, nuestro muy admirado profesor de “Historia de la Filosofía” en la Escuela Nacional de Artes (Cubanacán, 60s-70s). Aliciente para soportar las otras clases de “Marxismo”: Filosofía-de-a-porfía, en la que hoy-en-día, no-confía-ni-mi-tía.
Lo de los espejos va, porque seguimos en el día 5 de mayo de 1980. El día en que fui raptado por mis dos, queridísimas hermanas griegas: Epifania y Eureka!
El principio de este día comienza con mi Epifania en torno a la “Escoria”.
Y Eureka (con ayuda de la ruta 32) fue la responsable de llevar mis pasos hacia Cubanacán, donde había un papelito, al cual si se le doblaba meticulosamente resultaría en un barquito, amigo y fiel como decía la cancioncita.
En Cubanacan, desde el año 1970, ese papelito durmió en sus oficinas y en mis pesadillas, cuan venenosa araña, siempre a punto de saltarme encima.
También esto servía para comprobar que la realidad muy a menudo imitaba la ficción, si tomamos en cuenta que en el año 1970, "unos 10 millones de dulce ficción" hicieron famosa la frasecita escapatoria del “Revés en Victoria”; victoria también de ficción. Y yo por supuesto, sí, iba a convertir mi revés en victoria. Con diversionismo ideológico incluido; por usar la consigna del "Todopoderoso", por irme a divertir con el enemigo y porque en un final ese papel me acusaba de “Peligroso diversionista” entre otras virtudes.
Se que no tenia la valentía que se necesitaba par entrar a la Embajada del Perú pero, si, fui capaz de “tentar desgracias” al llevar mi papelito a la estación de policía de Egido y Dragones en la Habana Vieja. A pocas cuadras de mi casa y a dos de La Manzana de Gómez, donde trabajaba. Peligroso triangulo, del perfecto suicida; al fin, sin miedo a la muerte. Yo que lo único bien aprendido de mis 20 años en la Cuba comunista, fue “No creer ni en la luz eléctrica” (y no lo digo solamente por los cotidianos apagones) yo no podía creerme que estos hijoputas realmente me iban a premiar con la añorada salida de ese horroroso país. Pruebas habían de las salidas constantes desde el puerto Mariel, gracias al dinero de la victoriosa “gusanera” de Miami, por el simple amor a los suyos.
Temía que el odio de los nuestros de acá, terminarían llevando al desastre mi intrépida decisión. En los 10 días que pasé encerrado en casa y esperando el llamado a mi puerta por parte de la temida policía, y debido al escándalo de la chusmearía cederista con sus múltiples actos de repudios, circundantes, me la pasaba esperando el mío, por pura y simple lógica.
Pero lo sucedido entre el 5 y el 15 de Mayo, es otra historia que sorprendentemente tiene otro tono.
Sigo con mucho interés tu serie sobre el Mariel, cómo expresas tu experiencia personal con la intolerancia y el fanatismo caótico del comunismo en Cuba. Es magnífico igualmente el dibujo en que fundes el bote de papel ¿con la cucaracha? me recuerda el fulminante y triste dictamen de Reinaldo Arenas sobre la isla de las cucarachas
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