“Los seres cubanos”. Dicho así, sobrecoge un poco, creo, porque esperamos; Borges, o algo cinematográfico a lo Agnes Varda. Nos quedamos en bilo, y terminamos sonriendo, porque, ya para entonces, no sabemos que hacer con el corazón.
Los seres cubanos. Esas tres palabras de Zoé, se me pegan a la mente como un bolero de Osvaldo Farrés.
Desde mucho antes de mi Epifanía de Mayo del 80, yo había llegado a la conclusión; de que el amor al prójimo, era una manifestación prácticamente imposible en nuestra vida socialista; debido a que las “colas” para adquirir artículos de primordial necesidad, estaban inconvenientemente saturadas de un exceso de “prójimos”, y para colmo siempre colocados inoportunamente, delante de uno.
Acostumbrado a recibir el desamor del prójimo, y ahora con el aporte de una sobredosis de repudio. Me preparé mentalmente para lo peor; mientras esperaba impacientemente mi cita con lo desconocido. Al parecer mi CDR (para colmo comité de zona) puerta con puerta a mi edificio, asumió que estaría en provincia por mi trabajo. Después supe por visitas muy discretas de varios de mis compañeros de trabajo que la policía había informado a un alto funcionario administrativo de mi centro laboral, sobre mi situación, con el fin de instigar actos de repudio en mi contra. Cosa que nunca sucedió. Envés, gracias al anuncio oficial dado por este, de que yo ya había partido, fui salvado de la barbarie por mis compañeros-amigos. Los seres cubanos…tan impredecibles. ¿Fe?
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