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Saturday, May 8, 2010

Manuscrito / Encontrado en Sálala y Goza / Final

Con mi "Bruna" de Servando / Quizás una de mis ultimas fotos en La Habana del 80 / Foto de Ernesto Briel.

La desesperante-espera, por el policía que vendría a recogerme; era simplemente “puro acto de Fe”. Acostumbrados estábamos a esperar por lo opuesto de lo que oficialmente se nos anunciaba. Anunciaban “Paz”, mientras nos preparaban para más guerras, mientras más gritaban libertad, menos teníamos, mientras pregonaban la lucha contra la burocracia, más OFICODAS creaban. Y de más papeles y cuños de los comités (CDR) dependíamos.
Allá por los años 60, en mi pueblo llegamos a acostumbrarnos a esperar “el pregón” de una de las hijas de la jefa del comité de mi cuadra, anunciando graciosamente; “Sacaron naranjas en la venduta de Monguito y en la de Andrés, por un papelito del comité”. Por su puesto que al desaparecer las naranjas y prácticamente todas las frutas en los años siguientes y para siempre, esta especifica “burocracia de indigentes”, desapareció; junto con las vendutas privadas, nombradas en el pregón. Y después fue prohibido pregonar en las calles.
Sabido es que estos hijos d...del comité fueron muy útiles para la eficacia de los CDRs. Gracias a la “normal” interrelación en las escuelas y juegos infantiles en casas vecinas de otros niños, los padres cederistas recibían información de sus niños, muy engreídos ya, por el súper poder que tenían sus horribles padres, la nueva clase que burdamente sustituiría a los antiguos hijos de ricos: Los mal llamados “Bitongos”, que ya para ese entonces habían pasado a la temprana lista de “Escoria”¡Hay que tener gandinga!
Con esta red de espionaje infantil, los CDRs adquirían "de primera mano”, detallada información de lo que estaba pasando muy en privado en las familias “gusanas”, mientras pregonaban: “Los niños son la esperanza del mundo”. ¡No digo yo!
Las visitas de mis amigos durante los diez días de espera, me dieron la oportunidad de dejar mis pertenencias mas queridas (libros y arte principalmente) en buenas manos.
Excepto por la “noche oscura” entre el anuncio del presidente Carter: de que cerraría el Mariel y la respuesta al siguiente (del doble del Che) o sea el “Cheche en jefe”, de que; ”En Cuba mando yo”, no hubo grandes incidentes, hasta que al fin me llamaron la mañana del 15 de mayo. Fui llevado en custodia por guaguas repletas de diversa “escoria” a la “Las 4 Ruedas”: Una suerte de establo en el cual nos hacían un pasaporte, si les prometíamos decir, al llegar a USA, que habíamos estado en la Embajada del Perú. ¡Que estupidez! Pero el oír de esos planes (cifrados en mí) para cuando llegara a USA me sirvió para apaciguar la idea de que todo aquello era una trampa. Al llegar al “Mosquito”; que era una inhóspita costa dentada de arrecifes, ya era prácticamente de noche, nos indicaron el punto iluminado desde donde nos pondríamos en cola. Esta cola resultó ser una cola estilo embudo; la parte angosta era la iluminada y todo lo que no se podía ver debido a la oscuridad reinante era una gran despelote humano. Cuando los de la oscuridad intentaban colarse ansiosos en el área de luz, los soldados, soltaban los perros y todo el mundo a correr infelizmente, hacia los tenebrosos arrecifes. Las mujeres y los hombres gritaban, los niños lloraban, los esbirros y los perros ladraban. Yo nunca corría muy lejos por el temor a los arrecifes y para tener el chance de volver a mi posición en la parte iluminada, lo más rápido posible. Mas tarde instalaron a un-siete-pesos recluta del Servicio Militar Obligatorio con una mesita rustica, que sostenía un pesado e inmenso libro. Fui de los primeros en ser registrado esa noche. Acto seguido nos retiraban el pasaporte, con la promesa de su devolución después de, que se nos designara una embarcación en el añorado puerto.
Me fue muy difícil ignorar las caras de morboso placer, de ellos, al percibir nuestro pánico, al entregalos de vuelta. En ese momento me sentí pequeño y grande a la vez. Porque en el fondo, ellos envidiaban el "regalo" otorgado por “El papá en Jefe” a sus peores hijos; la escoria. Ironicamente en el fondo sonaba Omara Portuondo:"...Por eso yo soy cubana y me muero siendo cubana..."
La noche del 16 al 17 partió mi barco hacia una tormenta avisada. La autoridad del puerto nos concedía "generosamente" una noche mas en tierra, pero como era de esperar, nadie estuvo de acuerdo y terminamos siendo protagonistas de la mas espantosa tormenta, en la historia del famoso éxodo.
Las aguas cristalinas verde-azul de Cayo Hueso, en la mañana del 17, fueron para mi una perfecta bienvenida al Paraiso, antes del pecado.

2 comments:

  1. Imagino la terrible experiencia y siento pánico.

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  2. Todo esto es demencial. Me alegro que lo estés contando.

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